BIOTECNOLOGIA Y DESARROLLO
BIOTECNOLOGIA Y DESARROLLO
Oscar
Ortiz Antelo*
El uso
de la biotecnología para la producción de alimentos es fundamental para el
desarrollo social y económico de Bolivia, garantizar la seguridad alimentaria,
promover la creación de empleos, mediante el incremento de la producción y las
exportaciones agroalimentarias, al mismo tiempo que impulsar el desarrollo
sostenible y la preservación del medio ambiente. La decisión del presidente
Arce de derogar el decreto supremo 4232 es una nueva medida retrograda que
limita el progreso, la productividad y la competitividad de la agricultura
boliviana.
No
solo ello, nuevamente se le miente al pueblo boliviano indicando que se habría
eliminado una autorización del gobierno de la ex presidente Jeanine Añez para ¨toda
la cadena de transgénicos en nuestro país, en trigo, maíz, en todo…¨. En realidad,
el decreto 4232, lo que hizo fue autorizar establecer procedimientos abreviados
para la evaluación del maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya,
genéticamente modificados en sus diferentes eventos, destinados al
abastecimiento del consumo interno y de la comercialización externa.
Como
se puede apreciar, no se autorizó ningún evento en particular (evento, en esta
materia se denomina a una variedad de semilla genéticamente modificada) sino
que se autorizó procedimientos abreviados limitados a sólo cinco productos, los
que implicaban que se realizarían pruebas durante dos cosechas anuales, antes
de dar la autorización a un evento especifico, disminuyendo el procedimiento de
autorización, de entre cinco y ocho años a como mínimo dos años, con lo que se
tendría la oportunidad de verificar que se cumplan con todas las normas
bioseguridad necesarias.
Al
mismo tiempo, es importante resaltar que de los cinco alimentos mencionados sólo
se consideran especies de origen algunas variedades del maíz producidas en
ciertas regiones. Incluso las normas que se aprobaron determinaban que no se
afectarían las zonas de las especies de maíz consideradas de origen. Sin lugar
a discusión alguna, no somos centro de origen del algodón, ni de la caña de
azúcar, ni de la soya ni del trigo, por lo que, en estos cuatro casos, no se
afectaría a ninguna variedad de origen del territorio boliviano.
En una
conversación que sostuve recientemente con Cecilia González, biotecnóloga
boliviana, me manifestaba su extrañeza de que Bolivia es originaria de distintas
variedades de ajíes y de maníes, de los cuales no se habla y peor se trabaja
seriamente en su preservación, a pesar del inmenso potencial económico que
tuviera su aprovechamiento. En el caso de la papa, de la cual compartimos la
condición de centro de origen con el Perú, consumimos regularmente sólo cinco
variedades de las muchas que tenemos. Igualmente, en el caso del maíz, sólo
estaríamos produciendo alrededor de diez variedades.
El uso
de la biotecnología nos permitiría incrementar notablemente la producción
alimentaria en Bolivia con la misma superficie de la tierra, con lo cual se
logra un equilibrio entre la necesidad de producir más para generar mayores
ingresos para el agricultor, alimentos y divisas para la economía nacional, al
mismo tiempo que usar con mayor eficiencia la tierra (aquella que sea apta para
el uso agrícola). Al aumentar una tonelada de soya por hectárea o multiplicar
por dos o por tres la producción de maíz, en aquellas áreas que no son
consideradas centro de origen, se mejoraría sustancialmente la situación social
y económica de todos quienes viven alrededor de la agricultura y su efecto
multiplicador, con mayor impacto en los productores pequeños, además de
disminuir el uso de plaguicidas y pesticidas agresivos contra el medio
ambiente.
Esta no debe ser una discusión política ni ideológica, sino técnica y científica, pues está en juego el futuro del empleo, la mejora de las condiciones de vida de la población rural y la viabilidad económica del país en su conjunto.
* Ha
sido presidente del Senado y ministro de economía.
Estimando Óscar Ortiz, de qué manera se puede alcanzar a estas autoridades que en sus afanes ideológicos y partidistas sobreponen a criterios científicos en el desarrollo económico del país en el tema de la biotecnología, que sin duda aplacaría la balanza comercial, protestando verbalmente no harán caso
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