TRABAJO, EMPLEO, EMPRENDIMIENTO
TRABAJO, EMPLEO, EMPRENDIMIENTO
Oscar
Ortiz Antelo*
El
festejo del 1 de mayo se caracteriza por marchas, petardos, demandas, discursos
encendidos y promesas gubernamentales. Sin embargo, pocos resultados dan todas
estas manifestaciones pues cada vez hay menos fuentes de trabajo formales, la
precariedad del empleo se profundiza; al mismo tiempo que es cada vez más
difícil emprender en Bolivia, con lo que se retroalimenta el circulo vicioso de
desempleo, subempleo y falta de oportunidades. Necesitamos una nueva visión
para promover empleo de calidad y generar oportunidades.
Según
un estudio del PNUD, Bolivia encabeza el ranking sudamericano de empleo en el
sector informal, habiendo llegado el 2018 al 73.2%, aunque otras
investigaciones estiman que estaría alrededor del 80%. Esto significa que tres
de cada cuatro bolivianos se ganan la vida desde la informalidad, sin tener
ningún derecho laboral ni acceso a la seguridad social. Para ellos, todas las
normas y regulaciones laborales son una quimera que no cambian su vida.
Peor
aún, alrededor de tres millones de compatriotas han tenido que emigrar en
búsqueda de los empleos y de las oportunidades que no encontraron en su propia
patria. Aunque una gran mayoría han prosperado en otras naciones, muchos
trabajan en condiciones lamentables, especialmente en talleres textiles clandestinos
en la Argentina y el Brasil. A pesar de sufrir estas condiciones deplorables no
retornan al país por la falta de mejores opciones.
Con
estos antecedentes debiéramos concluir que algo hemos hecho mal para que
mientras más normas salen para proteger a los trabajadores y más derechos
supuestamente se les garantizan, menos empleo formal hay en el país, con lo que
estas reglas no logran su finalidad.
Sin
embargo, al menor intento de generar un debate sobre el marco normativo e
institucional del trabajo en Bolivia, inmediatamente se acusa a quien lo
promueva de ser enemigo de los trabajadores, de pretender eliminar los derechos
laborales o cualquier otra descalificación que termina postergando una
discusión necesaria para el bienestar de los mismos trabajadores. Está claro
que esta realidad obedece a los intereses de quienes ejercen la representación
laboral pero que no se preocupan de crear empleo.
La
modernización de la legislación y regulación laboral es una necesidad imperiosa
si sinceramente se procura mejorar las condiciones de vida de la población
mediante la promoción del empleo formal, garantizando así el acceso a derechos
laborales y a la seguridad social.
La Ley
General del Trabajo fue promulgada en 1939, hace ya más 80 años. Aunque tiene
postulados que siguen siendo válidos, muchas de sus regulaciones ya no lo son
porque fue concebida para una realidad totalmente distinta a la que vivimos. En
esa época fue redactada pensando en las condiciones de la industria y de la
minería de principios del siglo XX. No contempla todos los cambios que ha
traído la urbanización de la sociedad, las formas modernas del comercio y de
los servicios, la digitalización, las nuevas formas de trabajo y de consumo. La
mayor parte de la población hoy vive en las ciudades y trabaja en el comercio y
los servicios, a las cuales se les aplica una ley que no fue concebida para
ellos. La industria tampoco es la misma de los años 30.
Paralelamente,
tenemos que discutir las condiciones para emprender en Bolivia. Los índices que
miden las facilidades para hacer negocios, la libertad económica, la seguridad
jurídica y el estado de derecho, nos colocan entre los últimos lugares a escala
internacional. Sin emprendimientos, no se generan fuentes de trabajo ni
oportunidades, no se desarrollan nuevos proyectos, productivos y competitivos,
que nos lleven al círculo virtuoso de emprendimiento, inversión, empleos y
prosperidad.
El
debate sobre la modernización de las condiciones legales e institucionales para
fomentar el empleo formal y el emprendimiento es trascendental para el progreso
económico y social de las personas, las familias y el país en su conjunto.
*Ha
sido presidente del Senado y Ministro de Economía.
** Publicado originalmente el 4 de mayo de 2021. Difundido en El Deber, Los Tiempos, Correo del Sur, el País (Tarija), Eju.tv y Brujula Digital.
Estimado Sr. Oscar: tiene toda la razón. Cuanto más se quiere proteger al trabajador, menos se lo protege por generar costos muy pesados para cualquier inversión. Debemos entender que, la mejor protección a cualquier trabajador, es su desempeño. Por todo eso, empresas se van y otras que podrían venir, no lo hacen.
ResponderEliminarSaludos y gracias.
Conozcamos diversos aspectos que más nos gustan como Buscar trabajo en Uruguay
ResponderEliminarel cual es uno de los mejores.