CUANDO EL ESTADO NO FUNCIONA
CUANDO
EL ESTADO NO FUNCIONA
Oscar
Ortiz Antelo*
Steven
Levitsky, profesor de la Universidad de Harvard especializado en las
democracias y los sistemas políticos latinoamericanos, afirma que una de las
principales causas del descontento ciudadano en la región frente a sus
gobernantes es que el Estado no funciona, por lo cual en épocas en las que las
dificultades se profundizan, especialmente en materia económica, el malestar se
transforma en rabia y los gobiernos se desestabilizan y en muchos casos caen o
pierden las próximas elecciones. En el camino, la constante frustración
ciudadana frente a una u otra opción corroe la democracia.
En una
reciente entrevista, publicada por INFOBAE, el también autor del libro Como
mueren las democracias, respecto a las causas del descontento ciudadano
afirma ¨La primera es la debilidad del Estado: un Estado que no funciona
bien, que aun con gobiernos bien intencionados no puede proteger y dar
seguridad a los ciudadanos, no puede mantener las escuelas y hospitales
públicos, no puede combatir la pandemia, no puede distribuir vacunas, no puede
combatir la corrupción. Los estados que no funcionan terminan generando mucha
rabia, mucho descontento. Porque la burocracia no cambia cuando cambia el
gobierno. Entonces cuando hay uno, dos, tres, cuatro gobiernos de distintos partidos,
pero con el mismo estado de mierda (sic), la gente termina concluyendo que
todos los partidos son mierda, que todos los políticos son corruptos y que
nadie representa a la gente¨.
La
segunda debilidad citada por el referido autor es la carencia de una verdadera
movilidad social lo que frustra a las clases medias llevándolas también al
descontento y a las protestas. De ella, nos ocuparemos en otro artículo, puesto
que me parece que Levitsky, quien no es un autor de derecha, apunta a una de
las causas de fondo de la crónica inestabilidad de las democracias
latinoamericanas, la falta de un estado que funcione y atienda sus funciones
básicas, lo que explica las recurrentes crisis de nuestros sistemas
democráticos.
En
esto debemos preguntarnos qué significa que un estado funcione. Durante mucho
tiempo la política latinoamericana ha girado alrededor de un estatismo populista
omnipresente o de un estado ausente. En realidad, debemos discutir en qué se
debe concentrar el estado y qué debe dejar para que los ciudadanos y las
empresas hagan.
El
tradicional estatismo latinoamericano se ha concentrado en crear empresas públicas
y controlar al sector privado con regulaciones que asfixian la iniciativa
privada y la inviabilizan para crecer y desarrollarse competitivamente, lo que
le imposibilita crear oportunidades de trabajo sostenibles para la población.
Por
ejemplo, un estado que no brinda seguridad y justicia no puede ser considerado
un estado fuerte, puesto que no cumple ni siquiera la función básica para la
cual se fueron desarrollando las estructuras estatales a la largo de la
historia, cual es proteger a los miembros de una sociedad.
Un
estado que no crea las condiciones de acceso a la educación y la salud para
quienes no pueden asegurar estos servicios por sus propios medios, es un estado
que no genera igualdad de oportunidades. Un estado que obliga a la gente a
refugiarse en la informalidad porque se vuelve imposible emprender desde la
legalidad, no es un estado fuerte sino un estado fracasado.
Un
estado en el cual los ciudadanos comunes viven con temor de la policía, los
jueces y los fiscales, no es un estado fuerte, sino un estado en descomposición
que ha traicionado los fundamentos de su razón de ser.
El
profesor Levistky señala que frente a esta situación de descontento ciudadano
que se transforma en rabia, la gente vota en contra de los oficialismos, del
signo que sea, lo que explica por qué en las últimas elecciones de la región se
observan resultados tan distintos. El nuevo problema, también destaca el
politólogo, es que aquellos autoritarismos competitivos que antes ganaban las
elecciones y que hoy las perderían, terminen convirtiéndose en lo que él
denomina dictaduras plenas. Maduro por ejemplo, ya lo hizo, Ortega va en camino
de ello.
*Ha
sido presidente del Senado y ministro de economía.
Comentarios
Publicar un comentario