LOS MITOS DEL CONFLICTO POR LA TIERRA
LOS MITOS DEL CONFLICTO POR LA TIERRA
Oscar
Ortiz Antelo*
El
conflicto por la tierra en el Departamento de Santa Cruz es provocado por una
estrategia política que busca cambiar las mayorías poblacionales en las áreas
rurales para asegurarse el control de las provincias y municipios de la
principal región opositora al actual gobierno nacional. Con esta politización
del problema perdemos todos, los pueblos indígenas, que ven avasallados su
territorio, los campesinos que son utilizados y después abandonados, los
productores que no encuentran la seguridad para continuar invirtiendo y el país
en su conjunto, que inviabiliza a sectores como el agropecuario y el forestal,
con un inmenso potencial de desarrollo sostenible.
La narrativa detrás del conflicto está llena
de mitos que vienen siendo difundidos por quienes no creen en un modelo
productivo basado en la propiedad y la iniciativa privada, el cual permitiría
un crecimiento aún mayor de un departamento que tienen la fortaleza de basarse
en la producción sostenible orientada a la exportación y no en la extracción de
los recursos naturales, como lamentablemente, es la constante en nuestra
historia nacional.
Entre
los mitos está la lucha contra la pobreza. Sin embargo, generalmente las
familias que son trasladadas son ubicadas sin mayores recursos ni conocimientos
en parcelas localizadas en zonas no aptas para la agricultura, por lo que
después de desmontar algunas parcelas, se arruinan y terminan trasladándose a
otras poblaciones para dedicarse al comercio. En Santa Cruz, la agricultura y
la ganadería para ser viables requieren, en su mayor parte, de grandes
extensiones e inversiones, por lo que este tipo de asentamientos no brindaran
bienestar ni prosperidad a quienes se establecen en los mismos.
Los
casos más exitosos de familias migrantes en el sector agropecuario, especialmente
en el norte cruceño, corresponden a quienes fueron comprando por su cuenta
parcelas de propiedad individual que fueron consolidando en superficies mayores
y no corresponden a una iniciativa estatal. El sujetar a una familia a una
parcela de propiedad comunitaria, en un asentamiento forzado y sometida a la
dictadura del sindicato agrario, equivale a condenarla a la pobreza perpetua.
Otro
mito es el de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, que por el
contrario, terminan viendo invadidos su territorio, destruido su hábitat e
inviabilizados en las actividades para las cuales tanto sus tierras como su
cultura tienen vocación, como la actividad forestal y el aprovechamiento de la
biodiversidad, la cual bien explotada, podría ser una de las grandes fuentes de
recursos, tanto para superar la pobreza de los pueblos verdaderamente
originarios de estas tierras como para generar una nueva economía sostenible que
beneficiaría a todo el país.
En este
cometido, la verdadera forma de preservar el medio ambiente es respetar la vocación
de uso mayor de la tierra, lo cual debe llevarnos al equilibrio entre la
producción agrícola, ganadera, forestal, e incluso la promoción del turismo en
las reservas y parques, además del ya señalado aprovechamiento de la
biodiversidad.
No hay
incompatibilidad entre el desarrollo productivo agropecuario y forestal con la
preservación del medio ambiente, entretanto se respete el uso del suelo, pues
ambos se complementan y se necesitan para garantizar la sostenibilidad de la
producción. Lo que atenta contra el medio ambiente es el asentamiento de
comunidades con fines políticos, las cuales fracasan prontamente, profundizando
el círculo vicioso de la pobreza o buscando en el cultivo de la hoja de coca la
fuente de su subsistencia, con lo cual se ingresa a otro círculo vicioso, el de
la coca/cocaína.
En
realidad, si se quisiera luchar de verdad contra la pobreza, se debiera dejar
que las actividades agro-productivas se desarrollen sosteniblemente y alrededor
de las mismas surgirán miles de oportunidades de empleo y emprendimiento, tanto
en el comercio como en la prestación de servicios, como ya viene sucediendo sin
la intervención del Estado, camino por el cual cientos de miles de personas han
salido de la pobreza y hoy son propietarias de sus propios negocios.
*Ha
sido presidente del Senado y ministro de economía.
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