BOLIVIA, DESAFIOS HACIA EL BICENTENARIO
BOLIVIA, DESAFIOS HACIA EL BICENTENARIO
Oscar
Ortiz Antelo*
Hemos
celebrado un nuevo aniversario patrio y nos encontramos a cuatro años de
cumplir el bicentenario de la Republica. Es momento propicio para plantearnos
qué responsabilidad tenemos las actuales generaciones con el futuro de la
nación. Para ello propongo siete desafíos: Consolidar el estado de derecho para
asegurar las libertades ciudadanas, unirnos en la diversidad, institucionalizar
el estado autonómico, desarrollar los departamentos en función de sus
potencialidades productivas, pasar del extractivismo al desarrollo sostenible
basado en el emprendimiento, promover la digitalización e integrarnos con la
economía mundial
Sin
estado de derecho de derecho no hay garantías para las libertades ciudadanas,
tampoco certidumbre ni oportunidades para que las personas, sus familias y las
empresas, apuesten al largo plazo en el país. En el estado de derecho prima el
respeto a la ley y las normas se aplican por igual para todos. Cuando el poder
no tiene límites, el uso abusivo del mismo lleva a los ciudadanos a sufrir un
estado de indefensión permanente. Debemos institucionalizar la justicia y
asegurar su independencia para que todos tengamos nuestros derechos
garantizados por tribunales independientes.
Unirnos
en la diversidad implica reconocer y aceptar que somos diferentes y al mismo
tiempo parte de una misma nación boliviana, que es el sentimiento que nos debe
integrar en un proyecto de construcción común hacía el futuro. Hablar de
plurinacionalidad e imponer la hegemonía de una sola cultura, como sucede
actualmente, es un camino que nos llevará a profundizar los conflictos internos
y la lejanía entre bolivianos.
Institucionalizar
el Estado autonómico, significa profesionalizar la administración estatal,
limitando las designaciones discrecionales a los primeros niveles jerárquicos y
garantizando para los servidores públicos una carrera basada en la meritocracia
y la transparencia en los métodos de selección y evaluación de desempeño.
Igualmente, en el siglo XXI, Bolivia debe consolidar un efectivo estado
autonómico con una clara y real distribución de competencias y recursos entre
los tres niveles del Estado.
Desarrollar
los departamentos en función de su diversidad implica darles autonomía y
recursos para que puedan aprovechar sus características geográficas y culturales
para desarrollarse según su propia realidad y no según una planificación
centralizada de una burocracia que desconoce el país. No se puede continuar
pretendiendo que las mismas políticas valen para el altiplano, los valles y los
llanos. Igualmente, nadie mejor que los mismos departamentos para cuidar su
medio ambiente en un entorno de equilibrio con sus actividades económicas.
La
mentalidad extractivista, asociada a un estatismo que se transmite de
generación en generación, inviabiliza nuestro desarrollo económico y social.
Tenemos recursos naturales y hay que aprovecharlos, sin embargo, no son
suficientes para que superemos nuestra pobreza y atraso. Tenemos que
convencernos de que la verdadera fuerza del progreso se asienta en la
liberación de la energía y la creatividad del talento humano.
La
digitalización de la sociedad y de la economía nos permitirá avanzar en la
democracia e integrar a la economía moderna a los sectores menos favorecidos de
la población. Si abrimos el acceso digital a la información pública la
corrupción será descubierta y la impunidad será muy difícil. Si apoyamos los
esfuerzos de los emprendedores digitales, tendremos cientos de miles de nuevos
negocios independientes que crearan empleos de calidad y nuevas exportaciones.
La
integración al mundo, en un país secularmente aislado por el trauma de las
perdidas territoriales, nos ayudará a convertir nuestra ubicación en el centro
sudamericano en una plataforma estratégica para el desarrollo de servicios al
comercio bioceánico, multiplicando nuestras potencialidades productivas y
empleos sostenibles.
Lamentablemente,
hemos celebrado un nuevo aniversario patrio siguiendo el camino contrario a la
agenda de la modernidad y así nos encaminamos hacía el bicentenario. A pesar de
ello, es fundamental que discutamos una agenda de futuro porque si no tenemos
claro el horizonte no tendremos camino que seguir.
*Ha
sido presidente del Senado y ministro de economía.
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