TRANSPARENCIA E INFORMACIÓN PUBLICA CONTRA LA CORRUPCIÓN
TRANSPARENCIA E INFORMACIÓN PUBLICA CONTRA LA
CORRUPCIÓN
Oscar
Ortiz Antelo*
Bolivia
terminó el 2021 con la agenda mediática y política girando alrededor de nuevos
escándalos de corrupción. Este es un problema estructural que impide el
desarrollo nacional, destruye la credibilidad en las instituciones y
autoridades estatales y pervierte los valores sociales, enriqueciendo a quienes
no se destacan por su trabajo, emprendimiento e inventiva. No obstante, si los
ciudadanos pudieran acceder fácil y oportunamente a la información relativa a
los contratos de bienes y de servicios del estado, así como a los nombres,
funciones, remuneración y trayectoria laboral de todos los funcionarios
públicos, tendríamos millones de fiscalizadores que estarían permanentemente
buscando posibles irregularidades y contribuyendo a luchar contra la
corrupción.
Esta
exposición pública de los funcionarios y de sus actos, equivaldría a dejar al
descubierto a todos aquellos que se esconden en la oscuridad de los
procedimientos burocráticos para apropiarse y beneficiarse de los recursos
estatales mediante sobreprecios, sobornos y miles de formas desarrolladas por
la ambición y la codicia del enriquecimiento ilícito.
En la
experiencia reciente, la AGETIC, entidad estatal que promueve el uso de las tecnologías
de la información y la comunicación, TICs, nos permite conocer de forma
abierta, quienes se han vacunado, cuando lo hicieron y qué vacuna se aplicaron.
Basta con solo poner el número de cédula de identidad y accederemos a la
información. Igualmente, si ingresamos a la página web de la Contraloría
General del Estado, podremos conocer con escribir el nombre de una persona si
trabaja en una repartición estatal y cuáles son los datos generales de su
última Declaración Jurada de Bienes y Rentas.
Esto
demuestra que cuando hay voluntad política se puede brindar transparencia a la
gestión pública. Esta era la idea del Sistema de Compras Estatales (SICOES),
pero el mismo publica cada vez menos información y no es de fácil acceso a la
información por parte del ciudadano común. Por ejemplo, si no se conoce el
código de un trámite de contratación, no se podrá encontrar la convocatoria
correspondiente, ni los antecedentes de la adjudicación y ejecución de cada
contrato. Obviamente, para un ciudadano no familiarizado con la administración
pública resulta prácticamente imposible acceder a los datos pertinentes.
Si
cada municipio, gobernación, ministerio, empresa pública o entidad estatal de
cualquier tipo, tuviera obligatoriamente una página web institucional en la que
se presentaran todos los documentos relativos a una contratación, sería mucho
más difícil justificar las contrataciones directas o las adjudicaciones
reiteradas a un mismo proveedor en áreas en la que existe muchos oferentes. Si
los ciudadanos pudieran comparar los precios que pagan las entidades estatales
por los mismos bienes que ellos compran, desde material de oficina y refrigerios
hasta la compra de un vehículo, por ejemplo, sería más difícil que los
sobreprecios pasen desapercibidos.
Si en
cada población o en cada barrio pudieran conocer qué maestros están asignados a
una escuela, los mismos padres de familia podrían controlar si todos están
efectivamente trabajando en este centro educativo. Si todos pudiéramos ver
quienes trabajan en cada ente estatal, cuánto ganan, que calificación técnica o
profesional tienen, o como fueron seleccionados, sería más difícil que hubiera
los famosos ítems fantasmas o que los funcionarios tengan que pagar por los
puestos públicos o darle cada mes una parte de su salario a su superior.
Los
campos en los cuales se podrían aplicar los sistemas tecnológicos para brindar
transparencia a la gestión pública son múltiples y numerosos, como por ejemplo
conocer a quienes adjudican contratos de publicidad los entes gubernamentales,
a quienes compensan por impactos socio ambientales empresas como YPFB, cómo y
dónde se publican las convocatorias para las contrataciones, tanto de proveedores
como de funcionarios.
La
lucha contra la corrupción es muy compleja y exige la suma de muchos factores,
como la construcción de una institucionalidad publica confiable y la adopción
de valores sociales compartidos que la condenen. Sin embargo, no hay duda de
que la transparencia de la información pública equivaldría a que todos nos
diéramos cuanta de que “el rey está desnudo”, como gritó el niño en el famoso
cuento de Christian Andersen.
*Ha
sido senador y ministro del Estado.
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